Como explicaba ayer, tras arrancar el coche me fui a dar una vuelta con él. Cuatro meses sin conducir son muchos meses para un novel como yo (bueno, ya no soy novel, pero eso es otra historia).
Como no sabía qué tal respondería mi pierna operada, decidí no arriesgar mucho e ir por vías que conocía. Elegí Vall d'Hebron, que tiene dos carriles mínimo (en algunos tramos más). Me di una vuelta desde la plaza de Alfonso Comín hasta la plaza de Karl Marx.
Sin problemas.
Entonces pensé en algo más ambicioso. Autopista. Así de paso comprobaba qué tal se portaban los neumáticos tras el parón de cuatro meses. Me fuí hacia los Túnels de Vallvidriera, en dirección a donde yo trabajo.
Cuando llegué (ya digo, hacía cuatro meses que no iba por allí) me paré un ratito. La pierna no me había dado ningún problema. Había podido manejar el embrague tranquilamente.
La vuelta la hice por la C-58 y el Nús de la Trinitat, y luego por la Ronda de Dalt. Quise grabar un video así que preparé la cámara. La dejé en el centro del coche. No se veía nada, porque el limpiaparabrisas lo tapa casi todo.
Para colmo, vi un rótulo que indicaba control policial, para comprobar los cinturones de seguridad. Y pensé que llevar la cámara donde la llevaba, sin sujetarla, podría acabar en una multa. Así que la guardé (bueno, la guardó mi tío, mientras yo conducía).
Al llegar a mi barrio me encontré con un problema: aparcar. Cuando había salido de mi barrio había visto un par de sitios donde dejar el coche. Pero al volver, ya estaban pillados. Al final, entré en mi calle y vi que un coche se iba.
Aparqué en el hueco que había dejado. El coche se pasó cuatro meses con el morro mirando hacia arriba, y ahora se pasará una semana (hasta el sábado o domingo) con el morro mirando un poco hacia abajo.
Pobrecito, con las ganas que tendrá de estar en llano.
:-)
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