Delante del Corte Inglés de Diagonal.
Delante mío, el semáforo aún está verde. No se que pasa un poco más adelante, que oigo pitidos, veo una moto quejándose (bueno, el motorista, claro), ...
Se arregla la situación, vuelve la calma, todos arrancan, y yo detrás de ellos. Arranco en primera, claro, y aún voy despacito.
Y entro en el paso de peatones y veo que el semáforo salta a ámbar. Y medio segundo después, a rojo. Al ver el rojo, me paro. Y miro a mi alrededor, y veo que estoy en medio del paso de peatones.
La gente empieza a cruzar y bordea mi coche. Me supo mal quedarme en medio, pero si no me hubiese parado quizás hubiese sido peor (o hubiera podido serlo).
2 comentarios:
Al principio, muy al principio de llevar coche, me detuve en un paso de peatones porque no había más remedio. Estaba pendiente de un stop de esos tan chulis que hay en las callejuelas que dan a la Carretera de Sants, y tuve que quedarme sobre él mientras esperaba mi turno para poder acceder a la vía a la que pretendía incorporarme.
Nunca olvidaré la sensación de oír repentinamente cómo un yayo le metía de hostias al pobre coche con toda la palma de la mano. Estuve por bajarme y mentar a toda su familia, pero me lo pensé dos veces; total, bastante tenía aquel individuo con estar mal de la azotea.
Y aunque no pateen el coche, los peatones te miran con esa cara de estar diciendote: No nos dejas pasar! Vaya c.....! Y tu en ese momento quieres fundirte, porquè ha sido culpa del que iba delante... que tu no querias... Y aunque quieras evitarlo siempre hay algun dia que te toca!
Carme
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