Venía hoy por la C-58, llegando al Nús de la Trinitat. Pensaba irme por la Ronda de Dalt, pero cambié de idea y me salí por la Meridiana.
Nunca hasta ahora había hecho ese recorrido. No estuvo mal. Excepto que un poco más y me doy con un coche que acababa de salir de un parking (o algo así).
La cosa es que el conductor salió, y yo lo ví. Frené para que tuviera tiempo de salir. Pero se le metió una moto delante (que ya son ganas), y no acabó de arrancar (claro, o arrancaba y atropellaba al motorista o se paraba).
Y me enché encima del pobre coche. Tuve que frenar con ganas. Por suerte detrás mio no había nadie (bueno, había, pero algo lejos), y no pasó nada.
La suerte del principante, supongo.
2 comentarios:
En ciudad, siempre a punto el chip del frenazo. Y la vista, dividida entre el frente (dos coches por delante) y el retrovisor.
Eso ya lo decía mi profe, pero me cuesta acostumbrarme.
A veces sí lo hago, pero otras no. Y cuando lo hago tengo que tener cuidado, porque igual miro dos coches más adelante, que ya están andado, pero el que está delante mío aún está parado.
:-)
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