Llegando a Sant Cugat, a la salida de los túneles de Vallvidriera (salida 13A).
Llego a una rotonda. No viene nadie. Entro. He de salir por la siguiente salida (o sea, por la primera, para usar la terminología correcta).
Como yo voy primero, y a mi izquierda no viene nadie, ya no me preocupo de los que vienen detrás. Voy despacito, a 30 Km/h (no creo que vaya a mas), porque he de salir enseguida, y no me da tiempo de acelerar.
De repente, por mi derecha aparece un scooter, adelantándome. Y cambiandose de carril delante de mis narices. Como en los tebeos, varios interrogantes se dibujan encima de mi cabeza, indicando la sorpresa que me produce ver aparecer la moto por ese lado.
Si hubera sido un poco mas adelante, puede que me la hubiese llevado por delante, porque he de salir por la primera salida. Pero aún no había llegado. Hay dias en que uno se levanta con el pie izquierdo. Hoy no fue mi caso, está claro.
Yo sigo sin entender como un motorista arriesga su vida para apurar unos pocos segundos. Si me hubiese adelantado por la izquieda, yo ni me habría enterado, porque ya estaba buscando con la mirada mi salida, para asegurarme que no hubiera nadie en medio.
Lo malo es que en caso de accidente aún sería culpa mía por no llevar el coche controlado.
No quiero parecer un santo, que yo también cometo errores, pero los motoristas quizás deberían ser más precavidos. Por si acaso.
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