El otro día, yendo a casa de un amigo, mi GPS me hizo entrar por la carrer de Santa Amalia, cerca de Plaça Ibiza (donde acaba la línea 5 del metro, la azul).
Nada más entrar en la calle, un problema. Un coche parado en la calle. Justo se había parado (había entrado un poco antes que yo, evidentemente).
Se bajan dos mujeres y un hombre, abren el maletero y empiezan a descargar bolsas. Se dan prisa, para no tardar mucho. Entran en casa, y tardan muy poquito en salir. Con las dos señoras, sale otra señora mayor a la que ayudan a entrar en el coche.
Y deprisa se meten dentro, cierran las puertas y se disponen a arrancar el coche. Y yo detrás, empiezo a pitarlas.
Ni caso. Vuelvo a pitar. Esta vez parece que sí reaccionan, y miran a ver que pasa.
No las estaba metiendo prisa, no.
Es que se habían dejado abierto el maletero (es de cristal, como el mío), e iban a arrancar con él abierto.
Me dan las gracias.
Lo cierran.
Arrancan.
Y yo detrás.
Fin de la historia.
:-)
Moraleja: las prisas son malas cuando tienes que conducir. Es fácil olvidar algo que, en condiciones normales, no hubieses olvidado.
1 comentario:
Moraleja 2:
como la gente usa el claxon para cualquier cosa menos para lo que está (evitar accidentes y avisar adelantamientos fuera de poblado), cuando pitas por una cosa seria como lo del maletero pasan de ti.
Lo cual debería hacernos pensar en la utilidad de pitar por cualquier gilipollez.
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