Mi primer alquiler (y 3)

Como explicaba ayer, después de unos inicios titubeantes, conseguí hacerme con el control del Peugeot 308 que había alquilado el martes.

Aproveché la salida de un semáforo para hacer algo que hacía mucho, mucho, mucho tiempo que no hacía. Desde que estaba haciendo prácticas en la autoescuela. Arrancar el coche sólo con el embrague.

Es decir, sin acelerar, subir el pedal del embrague hasta el punto de fricción, y dejar que el coche empiece a moverse. Sólo lo hice una vez. Y es que es diésel. Con un gasolina también se puede intentar, pero es más fácil calarlo.

El coche responde muy bien. Es muy nuevo, creo que matriculado en mayo de éste año. Tiene unos 20.000 Kilómetros solamente. Y va de maravilla.

La alegría me duró hasta que llegué a casa. No, no tengo parking. El coche se quedó en la calle.

El problema fue aparcarlo. Con mi coche ya tengo mucha práctica, pero con éste todo era nuevo. Encontré un hueco en mi calle e intenté meterlo. Pero no quería darle con el morro al coche que estaba delante mio y seguí recto demasiado. La rueda trasera tocó el bordillo.

No problema. Tiré un poco para adelante, marcha atrás de nuevo, todo a la izquierda, y a intentar meterlo. Otra vez la rueda contra el bordillo. Y para colmo no veía si le daría al de delante o no.

Por suerte lleguó el dueño de ese coche, el que estaba delante mio, y me hizo gestos con la mano de que esperara. Que él se iba ya. No era cuestión de llevarle la contraria. Mas que nada porque si le doy un toque a su coche me diría que porqué no me había esperado.

Cuando se fue, mi hueco inicial se convirtió en un ¡¡ Super Hueco !!. Sólo tuve que meter el morro y quedó aparcado a la primera. Claro, sólo tuve que dejar que el coche fuera hacia adelante, girando el volante todo a la derecha.

Mañana, mi primer susto con ese coche. Justo después de aparcarlo.