Carretera de Vallvidriera

Hoy estaba muy contento. Volví por la Carretera de Vallvidriera, y la fortuna me sonrió. O eso pensaba yo.

Salgo de los Túnels de Vallvidriera hacia la Carretera de Vallvidriera. Uno o dos kilómetros despues hay un semáforo muy simpático.

Si vas a mas de 50 Km/h, cambia a rojo.

Bueno, hay un truco. Acelerar. En ese caso, pasas el semáforo en verde, y los que vienen detrás tuyo, lo pillán en ámbar o rojo.

Yo no soy de esos, quede claro. :-)

Bueno, a lo que iba, llego a ese semáforo y veo una cola de coches enorme. Y el último era un Peugeot 307 familiar.

¡¡¡ Bien !!!

Pero no.
No bien.

Yo pensaba que el coche no correría mucho, y podría ir detrás suyo, y ver cuándo frenaba, cuándo aceleraba, cómo tomaba las curvas, ...

Vamos, que sería mi "instructor" involuntario.

Pero corría mucho. Ya nada más salir del semáforo me sacó ventaja. En mi caso, hasta que no meto tercera no puedo correr, porque segunda me llega hasta los 30 Km/h, no más. Y para cuando había metido tercera, el 307 se había ido bastantes metros.

Aprovechando que la zona no es muy complicada (y menos para un Civic), metí cuarta y aceleré con ganas. Sin perder el control, quede claro, pero superando los 50 Km/h (el límite de esa zona).

Casi conseguí pillar al 307, sin ponerme en peligro yo ni poner en peligro al resto de conductores.

Pero entonces llegó la subida hasta Vallvidriera, y allí lo perdí de vista. Y eso que era un coche más grande que el mio. Y más pesado. Pero lo perdí.

Al final desistí, porque sabía que si intentaba atraparlo o me saldría de la carretera y chocaría con alguien que viniera de frente.

Ya habrá otras ocasiones de encontrar "maestros" delante mío.

PD: Tambien es mala suerte, porque detrás mío siempre acaba algún coche, pero los que van delante se escapan todos.