Vaya metedura de pata.
Esta mañana, al llegar a mi trabajo, busqué un hueco en el parking que hay delante del edificio donde trabajo. Y encontré uno, entre dos furgonetas de una empresa de telefonía.
Intentando aparcar vi que iría un poco justo, así que volví a salir y metí el coche más pegado a la furgoneta que tenía a mi derecha.
Sin caer en la cuenta que el conductor, cuando tuviese que entrar, no podría abrir la puerta.
Yo sólo miré que no le diera a ninguna de las dos furgonetas (y no les dí) y que luego puediera salir yo (que me costó).
Por desgracia, cuando acababa de aparcar mi coche y estaba a punto de bajarme, llegó el conductor de la furgoneta que estaba a mi derecha, y me hizo una pregunta de examen:
¿Y por donde entro yo ahora?
YO me ofrecí a sacar mi coche para que él pudiera sacar su furgoneta, pero vio que podía entrar por el lado del copiloto y ahí quedó la cosa.
(Mirando la experiencia por el lado positivo, conseguí aparcar en un hueco bien estrechito).
:-)
1 comentario:
Mola más cuando aparcas en los parkings de El Corte Inglés (excepto Can Dragó) y al acabar te das cuenta de que no tienes cojones de salir del coche, ni por babor ni por estribor. Eso, cuando tienes la espalda jodida, da una risa...
¿Por qué la gente sigue proyectando plazas de parking como si todos fuéramos en biscuter?
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